http://dx.doi.org/10.24016/2021.v7.199
ARTÍCULO ORIGINAL
Prevalencia
y severidad del burnout académico en estudiantes universitarios durante la
pandemia por la COVID-19
Prevalence and severity of academic burnout in college students during
the COVID-19 pandemic
Rosa Seperak-Viera 1, Manuel Fernández-Arata 2
y Sergio Dominguez-Lara 3*
1 Universidad Católica
San Pablo, Arequipa, Perú.
2 Universidad de San
Martín de Porres, Lima, Perú.
3 Universidad Privada
San Juan Bautista, Lima, Perú.
*
Correspondencia: Sergio Dominguez-Lara. Vicerrectorado de Investigación de la
Universidad Privada San Juan Bautista, Lima, Perú. Av. Juan A Lavalle S/N,
Chorrillos, Perú. sdominguezmpcs@gmail.com.
Recibido: 02 de febrero de 2021 | Revisado: 26 de mayo de 2021 | Aceptado:
09 de julio de 2021 | Publicado
Online: 17 de julio de 2021.
CITARLO
COMO:
Seperak-Viera, R., Fernández-Arata, M. & Dominguez-Lara, S. (2021). Prevalencia
y severidad del burnout académico en estudiantes universitarios durante la
pandemia por la COVID-19. Interacciones,
7, e199. http://dx.doi.org/10.24016/2020.v7.199
RESUMEN
Introducción: El burnout académico (BA) es un proceso insidioso caracterizado por el
sentimiento de agotamiento emocional a causa de las demandas de la vida
académica, y pese a su repercusión en la salud de las personas, su prevalencia aún
no ha sido reportada en Perú. El objetivo del presente trabajo fue reportar la
prevalencia de BA, basado en el agotamiento emocional, que experimentan los
estudiantes universitarios, y la diferencia según sexo y año de estudio. Método:
Participaron 341 estudiantes universitarios (76% mujeres) de diversas
instituciones que se encontraban entre el segundo y cuarto año de estudios. Fue
utilizada la Escala de Cansancio Emocional en la evaluación de los estudiantes.
Resultados: La prevalencia de BA fue descrita mediante porcentajes y la
comparación entre grupos fue realizada con medidas de magnitud del efecto. Los
resultados revelan niveles de BA a un
nivel alto (31.4%) y en riesgo (11.7%). Por otro lado, las
mujeres puntúan más alto que los hombres en BA, pero no se hallaron diferencias
según el año de estudio. La asociación con ansiedad y depresión fue moderada. Conclusiones:
La prevalencia de burnout académico fue significativa, y se asocia con
ansiedad y depresión.
Palabras clave: burnout académico, agotamiento emocional, prevalencia,
estudiantes universitarios.
ABSTRACT
Background: Academic burnout (AB) is an insidious
process characterized by the feeling of emotional exhaustion due to the demands
of academic life. Despite its impact on people's health, its prevalence has not
yet been reported in Peru. The objective was to estimate
the prevalence of AB, based on the emotional exhaustion experienced by university
students, and the differences according to the student's year of study and sex.
Method: Participants were 341 college students (76%
women) from several institutions who were enrolled between the second and fourth
year-of-studies. The Emotional Exhaustion Scale was used to measure students' AB.
Results: The prevalence of AB was described by percentages
and the comparison between groups was performed with effect size measures. The results
reveal BA levels at a high level (31.4%) and risk (11.7%). On the other hand, women
score higher than men in BA, but no differences were found according to the year
of study. The association with anxiety and depression was moderate. Conclusions:
The prevalence of academic burnout was significant, and it is associated
with anxiety and depression.
Keywords: Academic burnout, emotional exhaustion, prevalence, college students.
INTRODUCCIÓN
Debido a la pandemia originada por la COVID-19 el gobierno peruano
decretó medidas sanitarias, incluyendo el cese de las actividades presenciales en
las instituciones educativas. Esto trajo como consecuencia pasar de la enseñanza
presencial a la enseñanza remota en todos los niveles (Ministerio de Educación,
2020).
Esta situación, que incluyó cambios en el entorno académico y social
del estudiante universitario, tuvo un impacto en su salud mental con una mayor presencia
de sintomatología ansiosa y depresiva (Cao et al., 2020; Huckins
et al., 2020; Li et al., 2020; Ozamiz et al., 2020; Pedró,
2020), debido principalmente a situaciones como la sobrecarga académica, problemas
de conectividad a internet, exposición constante a dispositivos, fatiga física,
entre otros (Estrada-Araoz et al., 2020). De este modo, el grupo de estudiantes
universitarios se posicionó como grupo de riesgo en lo que a salud mental respecta
(Xiong et al., 2020).
Por ello, es frecuente asociar este periodo lectivo con algunos antecedentes
que facilitan el desarrollo y consolidación del burnout académico (BA), sea por factores institucionales, como la ausencia
de retroalimentación del docente, relaciones distantes con profesores, incremento
en la carga horaria, sobrecarga de materias, mayor exigencia, deficiencia en los
servicios; factores ambientales y sociales como competitividad de compañeros, poca
participación en actividades culturales y recreativas, ausencia de apoyo social
(familia y amigos); así como factores personales como el sexo, rutina, ausencia
de novedades, falta de planificación, ansiedad ante los exámenes, baja autoeficacia,
baja motivación, insatisfacción frente a los estudios (Caballero et al., 2010).
El BA hace referencia a un proceso insidioso caracterizado por el sentimiento
de agotamiento emocional (AEM) a causa
de las demandas del estudio que generan una disminución en el compromiso del estudiante,
así como una actitud cínica (cinismo), lo cual afecta sus creencias de autoeficacia
(ineficacia académica) (Schaufeli et al., 2002). De estos
aspectos, el AEM se desarrolla inicialmente y posteriormente consolida la experiencia
de burnout (Maslach & Leiter, 2016), por lo que se le considera como el núcleo
del síndrome de burnout y, en consecuencia, del BA (Dominguez-Lara
& Merino-Soto, 2019; Rohland et al., 2004; Rosales,
& Rosales, 2013; Salanova et al., 2005). Por tal motivo,
es factible una concepción unidimensional del burnout considerando solo al AEM (Bekker et al., 2005; Hansen & Girgis,
2010; Shirom, 1989), siendo a su vez una aproximación
justificada en estudios de prevalencia (Kowalski et al.,
2010; Lederer et al., 2008; Tuithof
et al., 2017), lo que es posible extender al BA (Caballero et al., 2010; Galán et
al., 2011; Nikodijević et al., 2012).
En cuanto a la prevalencia de alto BA, en estudiantes de
medicina se muestran cifras variadas: 27.7% (n = 270; Galán et al., 2011), 33.3%
(n = 249; Santen et al., 2010), 51.7% (n = 526; Chang
et al., 2012), 52.2% (n = 117; Estela-Villa et al., 2010) y 75.2% (n = 165; Fares
et al., 2016); en estudiantes de odontología, de 22.3% (n = 329; Atalayin et al., 2015), y 2.65% (n = 113; Ríos-Risquez et al., 2016); en alumnas de enfermería la cifra es
de 18.8% (n = 289; Bolaños, & Rodríguez, 2016). Por otro lado, se reporta 46.3%
en estudiantes de administración (n = 376; Nikodijević
et al., 2012); 41.6% en alumnos de psicología (n = 202; Caballero et al., 2007).
En términos más generales, en estudiantes de ciencias de salud se reporta 64.4%
de prevalencia de BA, y 35.5% con AEM elevado (n = 368; Tlili
et al., 2020), así como 63.6% en estudiantes de diferentes carreras profesionales
(n = 132; Kristanto et al., 2016). Pese a la variación
en las cifras, no dejan de ser preocupantes.
Por otro lado, existen dos variables relevantes en la experiencia del
BA: el sexo del estudiante y el año de estudios. En cuanto al sexo, antes de la
pandemia las mujeres tenían mayor experiencia de BA (Dominguez-Lara
et al., 2018; Tlili et al., 2020), y esta se habría incrementado
durante la emergencia sanitaria debido a los roles asociados al sexo que predominan
en algunas sociedades. Estos roles asignan a las mujeres una mayor carga de labores
dentro del hogar (Spagnolo et al., 2020; Xiong et al, 2020), lo que, aunado a las exigencias propias
de la vida universitaria, producen una desventaja respecto a sus pares hombres y
genera mayores respuestas de estrés (Qiu et al., 2020; Wang et al., 2020).
Del mismo modo, considerar el ciclo de estudios es relevante porque
el BA se afianza a medida que se avanza en la carrera (Chunming
et al., 2017; Rudman & Gustavsson,
2011), lo que trae consecuencias significativas en la salud y vida profesional del
individuo. Por ejemplo, en estudiantes de enfermería se reporta un incremento del
38% del burnout en tres años, y altos niveles de AEM durante los estudios se asoció
con depresión y baja satisfacción de vida durante los estudios y un año después
terminarlos; el bajo nivel de engagement fue asociado con menos bienestar, baja competencia
profesional para la realización de las tareas específicas, y bajo uso de la investigación
en la práctica clínica diaria hasta un año después de concluir los estudios (Rudman & Gustavsson, 2011).
Las consecuencias del BA en la salud mental se han abordado de forma
consistente con anterioridad, fundamentalmente en su relación con la ansiedad
y depresión (Caballero et al., 2015; Escuderos et al., 2017; Rosales, &
Rosales, 2013), y queda clara la importancia del constructo
para la vida del estudiante universitario.
En ese sentido, el objetivo de esta investigación fue presentar la
prevalencia de BA, en función del AEM (Caballero et al., 2007; Galán et al., 2011;
Kowalski et al., 2010, Lederer
et al., 2008; Nikodijević et al., 2012;
Tuithof
et al., 2017) tanto a nivel general, como según el sexo y el año de estudios, así
como su asociación con la ansiedad y depresión.
El estudio se justifica porque, pese a su importancia, aún es escaso
el abordaje del BA a nivel latinoamericano durante el estado de emergencia sanitaria
mundial. Además, es importante identificar estudiantes con BA debido a las consecuencias
que trae esta experiencia que fueron mencionadas en párrafos anteriores y que afectan
el normal desempeño del estudiante.
Desde lo metodológico, se empleó la Escala de Cansancio Emocional (ECE; Ramos et al., 2005) debido a sus
ventajas comparativas con relación a una de las escalas más usadas en otros contextos,
como el MBI-SS (Schaufeli et al., 2002), para su uso en
Latinoamérica (Dominguez-Lara et al., en prensa), además
cuenta con evidencia favorable desde la teoría
de respuesta al ítem lo que permite usarla en procesos de despistaje (Auné et
al., en prensa), posee evidencias de invarianza entre hombres y mujeres, así como
baremos orientados a la realidad peruana (Dominguez-Lara
et al., 2018), y la escala puede ser usada como medida de eficacia de intervenciones
dado que presenta invarianza longitudinal (Dominguez-Lara,
2018a). Por ello, es posible iniciar una evaluación masiva con la ECE, proceder
con el despistaje con la ECE, intervenir, y realizar mediciones preintervención y posintervención
con dicha escala.
MÉTODO
Participantes
Este estudio contó con la participación de una muestra no probabilística
de 341 estudiantes (76% mujeres) entre 17 y 51 años (M = 21.876; DE = 4.517) que
cursaban entre el tercer y octavo ciclo académico de diferentes carreras profesionales
(psicología = 57.185; ingenierías = 12.610%; administración = 12.024; derecho =
8.211%) de universidades privadas ubicadas en diferentes regiones del Perú, pero
predominantemente de Arequipa (74.194%). El 94.721% reportaron ser solteros, y solo
el 19.355% cuenta con un trabajo remunerado en la actualidad.
Instrumentos
Escala de Cansancio Emocional (ECE; Ramos et al., 2005).
La ECE evalúa de forma unidimensional el AEM con 10 ítems con cinco opciones de
respuesta cada uno (de Raras veces a Siempre), siendo la puntuación mínima 10
y la máxima 50. Para responder al cuestionario se les solicita que los estudiantes
indiquen la frecuencia con la que han experimentado cada conducta listada en los
enunciados. Se usó la versión adaptada en universitarios peruanos (Dominguez-Lara et al., 2018).
Patient Health Questionnarie-2 (PHQ-2; Kroenke
et al., 2003). Se trata de un
autorreporte de dos ítems que explora los aspectos centrales emocionales y cognitivos vinculados
con la depresión. Sus ítems están escalados en formato de respuesta ordinal de cuatro
puntos (desde Para nada [0] hasta
Casi todos los días [3]). Se
utilizó la versión adaptada al español de Perú que se usó en estudios previos con
estudiantes peruanos (Dominguez-Lara, 2017). Finalmente,
con los datos del presente estudio obtuvo indicadores favorables de confiabilidad
(α =.789, IC 95%: .745 - .826).
Generalized Anxiety Disorder Scale-2 (GAD-2; Kroenke et al., 2007).
Es un autoinforme que
mide los aspectos centrales de la ansiedad generalizada
tanto a nivel emocional como cognitivo con dos ítems escalados en formato Likert
(desde Para nada [0] hasta
Casi todos los días [3]). Se utilizó
la versión adaptada al español de Perú que se usó en estudios previos con estudiantes
peruanos (Dominguez-Lara, 2017). En la presente investigación
obtuvo indicadores favorables de confiabilidad (α = .849, IC 95%: .816- .876).
Procedimiento
La recopilación de información se realizó mediante un formulario creado
en GoogleForms(R) compartido mediante redes sociales entre
el 12 de julio y el 9 de agosto de 2020, periodo que corresponde a la primera ola
de contagios en el territorio peruano. Dicho lapso coincide con el término del periodo
lectivo 2020-1 en muchas universidades, que se caracterizó por su desarrollo enteramente
a distancia. En el formulario figuraba la información sobre el objetivo del estudio,
así como aquellas especificaciones sobre los participantes.
Análisis de datos
Inicialmente fue realizado un análisis descriptivo de los ítems (medidas
de tendencia central y de dispersión), y posteriormente fue implementado el coeficiente α para valorar la confiabilidad
de las puntuaciones en cada uno de los grupos esperando magnitudes mayores que .80.
Para determinar la prevalencia, los niveles de
BA se usaron puntuaciones directas: menos de 20 puntos indica un nivel bajo; de
20 a 31, nivel promedio; y más de 31 puntos, un nivel alto de AEM. Finalmente, puntuaciones
de 40 o más, de riesgo (Dominguez-Lara et al., 2018).
En cuanto
al análisis comparativo según sexo y año de estudios, se optó por medidas de magnitud
del efecto (Dominguez-Lara, 2018b). Para las comparaciones
según sexo se utilizó el estadístico d,
valorado según insignificante (< .41) baja (entre .41 y 1.15), moderada (entre
1.15 y 2.70) y fuerte (> 2.70) (Ferguson, 2009); y en cuanto al año de estudios
se empleó el coeficiente ω2, tanto general como para una comparación
de grupos por parejas, valorando la magnitud de los coeficientes como insignificante
(< .04), baja (entre .04 y .25), moderada
(entre .25 y .64) y fuerte (> .64)
(Ferguson, 2009).
La asociación
del BA con la ansiedad y depresión se analizó mediante el coeficiente de correlación
de Pearson (r), que podría ser insignificante
(< .20) baja (entre .20 y .50), moderada (entre .50 y .80) y fuerte (> .80)
(Ferguson, 2009), y estos coeficientes se compararon entre grupos con el estadístico
q, donde magnitudes por debajo de .10
indican diferencia insignificante entre correlaciones (Dominguez-Lara,
2018b)
Aspectos éticos
El presente reporte forma parte de una investigación de mayor
envergadura aprobada por la universidad del segundo autor. La evaluación se realizó
según las pautas de The Standards for Educational and Psychological Testing (American Educational Research Association, American Psychological Association, & National Council on Measurement in Education, 2014), el código de ética del Colegio de Psicólogos del Perú (Colegio de Psicólogos del Perú, 2017), con énfasis en aquellos aspectos vinculados con la investigación mediada por internet (Dominguez-Lara & Torres-Villalobos, 2020). Concretamente, los
autores declaran que para esta investigación se usó el consentimiento informado,
no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales, y los datos fueron
tratados de forma confidencial. Los autores declaran que no tienen conflictos de
interés.
RESULTADOS
En general, se observa que las puntuaciones de la ECE poseen indicadores
de confiabilidad satisfactorios en todos los grupos (> .85; Tabla 1). Con relación
a la prevalencia, el 12.6% presenta un nivel bajo de BA, mientras que el 44.3% y 31.4% reporta un nivel promedio y alto, respectivamente. Por último, un 11.7 % (n = 40), un nivel muy
alto (en riesgo) de BA. Sin embargo, es
posible observar algunas diferencias porcentuales al desagregar por sexo y año (Tabla
2). En cuanto al análisis comparativo por sexo y año de estudios, las mujeres evidencian
un promedio significativamente más alto que los hombres (d = -.39), y con relación al año de estudio, no existen diferencias
significativas entre estos (ω2 = .000). Finalmente, la asociación con
la ansiedad y depresión fue moderada en todos los grupos (rpromedio > .50), sin
diferencias en cuanto a su magnitud entre estos (q < .10; Tabla 1).
Tabla 1. Análisis
descriptivo y confiabilidad de la ECE según año de estudios.
|
n |
M |
DE |
α |
IC |
rBA-dep |
rBA-ans |
Sexo |
|||||||
Hombres |
82 |
27.634 |
8.123 |
0.889 |
.833 - .927 |
0.495 |
0.58 |
Mujeres |
259 |
30.726 |
7.969 |
0.893 |
.865 - .915 |
0.614 |
0.673 |
q |
- |
- |
- |
- |
- |
0.089 |
0.064 |
Año de estudios |
|||||||
2do año |
138 |
30.188 |
8.334 |
0.895 |
.856 - .924 |
0.574 |
0.696 |
3er año |
101 |
29.297 |
7.945 |
0.889 |
.839 - .924 |
0.6 |
0.645 |
4to año |
102 |
30.382 |
7.978 |
0.896 |
.850 - .929 |
0.577 |
0.62 |
q1,2 |
- |
- |
- |
- |
- |
0.019 |
0.034 |
q1,3 |
- |
- |
- |
- |
- |
0.002 |
0.051 |
q2,3 |
- |
- |
- |
- |
- |
0.017 |
0.017 |
Total |
341 |
29.982 |
8.103 |
0.894 |
.870 - .913 |
0.582 |
0.661 |
Nota: n =
tamaño muestral; M = media; DE = Desviación estándar; IC =
intervalos de confianza; BA = burnout académico; ans
= ansiedad; dep = depresión; q = q de
Cohen
Tabla 2. Distribución
porcentual del nivel del BA según año de estudios.
|
Hombres |
Mujeres |
2do año (3er – 4to ciclo) |
3er año (5to – 6to ciclo) |
4to año (7mo – 8vo ciclo) |
Bajo |
18.3 |
10.8 |
12.3 |
13.9 |
11.8 |
Promedio |
51.2 |
42.1 |
46.4 |
47.5 |
38.2 |
Alto |
23.2 |
34 |
30.4 |
24.8 |
39.2 |
En riesgo |
7.3 |
13.1 |
10.9 |
13.9 |
10.8 |
DISCUSIÓN
El BA que experimenta la población estudiantil podría tener una incidencia
en su salud y bienestar, por lo que es necesario realizar estudios descriptivos
que permitan detectar estudiantes con perfiles de riesgo, sobre todo en esta época
en la que los universitarios se constituyen como grupo de riesgo (Xiong et al., 2020). En tal sentido, el objetivo del estudio
fue conocer la prevalencia del BA, con base en el AEM, en estudiantes universitarios.
Los resultados indican que más del 40% de estudiantes reporta una experiencia
de BA entre alta y en riesgo, lo que pone en relieve una problemática abordada en otros contextos, pero
aún no en este medio.
La diferencia entre las cifras encontradas y la literatura confirma
que el BA debe ser abordado tomando en cuenta el contexto específico (carrera profesional,
país, etc.) a fin de lograr un contraste más definido. Sin embargo, y pese a la
heterogeneidad de los estudios, la prevalencia del BA bordea el 40%, lo que no difiere
grandemente de lo encontrado en los universitarios de este estudio.
Por otro lado, al considerar variables como la depresión y la ansiedad,
que se asocian con altos niveles de BA, se concluye que la salud mental del grupo
evaluado se encuentra vulnerada por la situación actual lo que repercute inevitablemente
en su desempeño como estudiantes, lo que concuerda con aquellos estudios que indican
que los indicadores de ansiedad y depresión han aumentado en época de pandemia (Cao
et al., 2020; Huckins et al., 2020; Li et al., 2020; Ozamiz
et al., 2020; Pedró, 2020). Del mismo modo, resalta también
que las mujeres presentaron significativamente mayor BA que los hombres tal como
se evidencia en otros contextos (Qiu et al., 2020; Spagnolo
et al., 2020; Tlili et al., 2020; Xiong
et al, 2020; Wang et al., 2020), lo que debe ser motivo de alerta para algunas carreras
profesionales cuya población son mayoritariamente mujeres, como psicología o enfermería.
Por otro lado, al parecer la experiencia de BA no difiere según año
de estudio, lo que podría indicar que quienes poseen alto BA son capaces de sobrellevar
la situación en base a sus recursos personales. No obstante, es de utilidad destacar
un aspecto concreto: quienes cursan el cuarto año de estudio están próximos a realizar
sus prácticas preprofesionales y el 50% (niveles alto y en riesgo) no lo hará
en óptimas condiciones emocionales.
Si bien el desempeño académico y la formación profesional son las prioridades
en un ambiente educativo, queda claro que la exigencia inherente a este contexto
abre paso a la presencia del BA, más aún en la modalidad de enseñanza remota que
se implementó este año en muchas casas de estudio, ya que es normal que existan
factores que obstaculicen o faciliten esta modalidad (Estrada-Araoz et al., 2020).
Si bien las implicancias prácticas del estudio no son directas dado
que la evaluación no estuvo enfocada en una institución, las cifras obtenidas pueden
impulsar a las instituciones a evaluar el BA entre su estudiantado y, según los
resultados, elevar propuestas de intervención en diferentes niveles, sea individual
o grupal, incluyendo el desempeño docente en las labores de tutoría. Esto es relevante
dado que la identificación de áreas deficitarias es relevante para la intervención
(Dominguez-Lara & Prada-Chapoñan, 2020). De esta manera
no sólo se afrontaría el elevado BA que experimentan los estudiantes, sino también
las que se observan en el mundo laboral, como es el caso de las mujeres por ejemplo.
El presente estudio tuvo limitaciones, como la ausencia de una entrevista
posterior a la evaluación con autoinforme, por lo que no es posible establecer un
diagnóstico de BA, solo un tamizaje. Finalmente, la muestra obtenida no representa
a todos los estudiantes universitarios del Perú, pero en vista que las cifras halladas
se aproximan a lo que indica la literatura internacional no pueden dejarse de lado.
Por último, si bien el tamaño muestral podría considerarse modesto, las muestras de los estudios revisados oscilaron entre 113
(Ríos-Risquez et al., 2016) y 526 estudiantes (Chang et
al., 2012), con un promedio de 261 participantes, por lo que la cantidad de personas
encuestadas se encuentra dentro de lo esperado.
Se concluye entonces que más del 40% de los estudiantes
encuestados manifiestan niveles preocupantes de BA, y las mujeres presentan una
experiencia de BA más intensa que los hombres. Asimismo, si bien no se aprecian
diferencias significativas según el año de estudios, un porcentaje importante de
estudiantes del cuatro año presenta BA elevado, lo que podría afectar su desempeño
en sus prácticas preprofesionales.
Además, es necesario mencionar que aquellos obstáculos identificados
por los estudiantes, como los exámenes frecuentes, la cantidad de asignaturas, excesiva
competitividad, falta de planificación, relaciones negativas con los compañeros,
así como los facilitadores destacan el buen funcionamiento de la biblioteca, el
apoyo de los profesores, las becas que cubren los gastos propios, algunos rasgos
de personalidad como responsabilidad, optimismo extraversión, etc. (Salanova et al., 2005), probablemente se potencien durante la
pandemia, y exacerben algunas características personales que intensifiquen la experiencia
de estrés en la universidad, la cual puede devenir en BA. Esto, debido a que el
burnout aparece como una respuesta desadaptativa al contexto (Bakker et al., 2014),
y es posible que se incrementen los casos debido a que, al menos en Perú, las clases
remotas continuarán el siguiente periodo lectivo en todas las universidades del
país, y sin una identificación clara de aquellos estudiantes que necesitan alguna
forma de abordaje, esto traería consecuencias nocivas para ellos.
En este sentido, es recomendable realizar evaluaciones periódicas de
los estudiantes con el objetivo de desarrollar programas preventivos o de intervención,
basados en aquellos elementos identificados como factores protectores, como el engagement (Rudman &
Gustavsson, 2011), la resiliencia (Ríos et al., 2012),
entre otros, cuya presencia permite obtener información relevante para explicar
y afrontar las consecuencias del elevado BA, ya que en general, las experiencias
emocionales positivas ayudan a un mejor afronte de las dificultades (Cejudo, López-Delgado,
& Rubio, 2016).
ORCID
Rosa Seperak-Viera
https://www.orcid.org/0000-0002-0057-1669
Manuel Fernández-Arata https://www.orcid.org/0000-0002-8582-9904
Sergio Dominguez-Lara
http://www.orcid.org/0000-0002-2083-4278
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORES
Rosa Seperak-Viera: Investigación, Recursos,
Escritura - Borrador original, Escritura - Revisión y edición
Manuel Fernández-Arata: Metodología, Escritura - Revisión y edición
Sergio Dominguez-Lara: Conceptualización,
Metodología, Análisis formal, Escritura - Borrador original, Escritura -
Revisión y edición
FUENTE
DE FINANCIAMIENTO
Investigación autofinanciada.
CONFLICTO
DE INTERESES
Los autores declaran que no existe
conflicto de interés.
AGRADECIMIENTOS
No
aplica
PROCESO DE REVISIÓN
Este
estudio ha sido revisado por pares externos en modalidad de doble ciego. El
editor encargado fue Renzo Rivera. Se adjunta los comentarios de los pares y respuesta de los autores
como material suplementario 1.
DECLARACIÓN DE DISPONIBILIDAD DE
DATOS
Los autores
ponen a disposición la base de datos previa solicitud dirigida al autor de
correspondencia.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD
Los autores
y los editores son responsables de todas las afirmaciones realizadas en este
artículo.
REFERENCIAS
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American Psychological Association, & National Council on Measurement in Education
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