http://dx.doi.org/10.24016/2018.v4n2.104

ARTÍCULOS ORIGINALES

 

 

Espiritualidad e Inteligencia Emocional en estudiantes universitarios de la ciudad de Ayacucho

 

Spirituality and Emotional Intelligence in university students of the city of Ayacucho

 

 

Josselyn Miguel-Rojas 1 *, Edwin Jesús Vílchez-Quevedo 1 ** y Mario Reyes-Bossio 1 ***

 

1 Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, Perú.

 

* Correspondencia: jossykar95@gmail.com

** Correspondencia: edwinvilchezquevedo@gmail.com

*** Correspondencia: marb2383@hotmail.com

 

Recibido: 08 de enero de 2018
Revisado:
30 de marzo de 2018
Aceptado:
10 de abril de 2018
Publicado Online: 01 de mayo de 2018

 

CITARLO COMO:

Miguel-Rojas, J., Vílchez-Quevedo, E., & Reyes-Bossio, M. (2018). Espiritualidad e Inteligencia Emocional en estudiantes universitarios de la ciudad de Ayacucho. Interacciones, 4(2), 131-141. http://dx.doi.org/10.24016/2018.v4n2.104

 


RESUMEN

Esta investigación pretende hallar la correlación existente entre Inteligencia Emocional (IE) y Espiritualidad en estudiantes universitarios de la ciudad de Ayacucho. Se optó por un método cuantitativo, de diseño transaccional de tipo correlacional. Para ello se contó con una muestra de 195 estudiantes universitarios de dos universidades privadas ayacuchanas, de los cuales el 41% son varones y el 59% son mujeres, con un rango de edad entre 18 a 38 años (M = 20.43). Se aplicó el Cuestionario del Trait Meta-Mood Scale-24 para y el Cuestionario de Espiritualidad; ambos adaptados a la población peruana. Se analizaron las correlaciones de las dimensiones de ambas variables; obteniendo correlaciones positivas entre todas las dimensiones de IE con las dimensiones de Espiritualidad. Asimismo, los análisis realizados evidencian que se encuentra diferencias significativas en la valoración explícita de la espiritualidad según sexo; específicamente las mujeres puntúan más en este aspecto. También se puede destacar que la dimensión de autoconciencia del cuestionario de Espiritualidad presenta las correlaciones más fuertes con las dimensiones de Inteligencia Emocional.

PALABRAS CLAVE

Inteligencia emocional; espiritualidad; universitarios; correlación; autoconciencia; regulación.

ABSTRACT

This research aims to find the existing correlation between Emotional Intelligence (EI) and Spirituality in university students of the city of Ayacucho. We opted for a quantitative method, of correlational type transactional design. To this end, we had a sample of 195 university students from two private Ayacucho universities, of which 41% are male and 59% are female, with an age range between 18 and 38 years (M = 20.43). The Trait Meta-Mood Scale-24 Questionnaire and the Spirituality Questionnaire; both adapted to the Peruvian population. We analyzed the correlations of the dimensions of both; obtaining positive correlations between all dimensions of IE with the dimensions of Spirituality; so it is concluded that both constructs are correlated. Likewise, the analyzes carried out show that there are significant differences in the explicit assessment of spirituality according to sex; specifically women score more in this regard. It can also be highlighted that the self-awareness dimension of the Spirituality questionnaire presents the strongest correlations with the Emotional Intelligence dimensions.

KEY WORDS

Emotional intelligence; spirituality; university; correlation; self-awareness; regulation


 

Tradicionalmente, las características que determinarían que el estilo de vida de una persona o colectivo pueda catalogarse como espiritual han estado asociado con la religión (Park & Paloutzian, 2013). Es decir que la espiritualidad guarda relación con la aceptación y la práctica de creencias religiosas vinculadas a una divinidad y su culto (Currier, et al., 2017). La espiritualidad en este sentido religioso, puede ser estudiado dentro de una religión en particular o buscando aspectos comunes de diversas religiones según refiere Park y Paloutzian (2013).

Por otro lado, desde hace unas décadas, el concepto de espiritualidad se ha ampliado fuera de las fronteras de la religión (Willard & Norenzayan, 2017). En ese sentido, la espiritualidad se ha asociado a diversos factores independientes de las creencias religiosas como son la sensación de integración y plenitud con la humanidad (Lips-Wiersma & Mills, 2002); con un sentimiento de claridad perceptiva y trascendencia que involucran el crecimiento personal (Heimbrock, 2004), con la búsqueda del significado de la vida y las cuestiones últimas (Carr & Haldane, 2003), con la calidad de las relaciones interpersonales, con uno mismo y con un orden superior (Fisher, 1999). De esta forma, inevitablemente una definición contemporánea de espiritualidad incluirá algunos de estos factores y excluirá otros (Kamler & Thomson, 2006) según sea el marco teórico desde el cual se trabaje (Woods, 2007).

En cuanto al concepto de inteligencia emocional, este constructo tuvo su inicio en investigaciones realizadas por Salovey y Mayer en el año 1990. Luego el concepto se popularizó gracias a la difusión y estudios hechos por Goleman (Pineda, 2012).

El concepto más sólido desarrollado para la inteligencia emocional es de Salovey y Mayer debido a su amplio desarrollo teórico a lo largo del tiempo y uso en investigaciones empíricas (Mayer, Roberts & Barsade, 2008). La presente investigación usará este último modelo de inteligencia emocional, desde el cual, la inteligencia emocional es entendida como un conjunto de capacidades cognitivas útiles para percibir, comprender y regular las emociones (Castillo & Greco, 2014). Así cada uno de estos tres procesos será detallado a continuación.

En primer lugar, percepción emocional se comprende como la capacidad de registrar y distinguir las emociones propias y de las personas que nos rodean (Mayer, Caruso, Salovey, 2016). Para realizar esta tarea es necesario hacer uso de la atención para descifrar las señales verbales y no verbales en uno y en los demás. (Castillo & Greco, 2014).

En segundo lugar, comprensión emocional se relaciona con la habilidad de identificar emociones complejas, de diferenciar las emociones que surgen al mismo tiempo sean contradictorias o estén mezcladas (Mayer et al.,  2016). También se adiciona a este dominio la capacidad de darse cuenta de las causas y consecuencias de la emoción, así como la habilidad de percatarse cómo la emoción va teniendo cambios desde su aparición hasta su extinción (Mayer et al., 2016).

Por último, regulación emocional es la habilidad de aceptar tanto las emociones negativas y positivas como de manejarlas para que estas nos generen el mínimo de inconveniente y el máximo de beneficios (Mayer et al., 2016). Así, se puede regular la emoción para evitar el malestar significativo, como para continuar con una actividad o comunicarse mejor (Redón, 2007). Como es considerado el proceso de mayor complejidad, los demás dominios de la inteligencia emocional antes mencionados deben estar desarrollados para poder regular las emociones (Mayer et al., 2016).

Espiritualidad e Inteligencia emocional

La habilidad interpersonal (Esnaola, Freeman, Sarasa, Fernández-Zabala & Axpe, 2016) y la empatía (Afolabi, 2017) desde ciertas perspectivas teóricas es comprendida como componente de la IE. Además, la espiritualidad influye en estas dos variables, pues estudios en adultos voluntarios demuestran que la espiritualidad influye tanto en el estilo de interacción interpersonal logrando que las relaciones sean más cálidas, (Jordan,  Masters, Hooker, Ruiz & Smith, 2014). Por otro lado, se ha encontrado que ciertas prácticas espirituales como la meditación consiente correlacionan positivamente con la empatía (Cruzan, 2016).

Otros estudios empíricos en personal de centros de salud asocian a las habilidades espirituales como una dimensión que conforman las habilidades blandas, las cuales describen el nivel de competencia afectica y social (Arikhman, Machmud, Hasan & Bachtiar, 2016). En este sentido, Siegel (1999) menciona que las prácticas y las experiencias espirituales como la oración o la meditación utilizan los mismos elementos de apego que ayudan a crear nuevas rutas neuronales responsables de otros factores de la IE como la modulación y dominio emocional. Así, Scheindlin (2003) afirma que es la emoción y no tanto la razón, la que permite entrar en la conciencia de aspectos morales y espirituales de la vida.

La espiritualidad, según Peterson y Seligman (2004) presenta múltiples correlaciones con aspectos positivos a la salud mental (i.e sentido de la vida, actitudes prosociales, inclinación hacia el perdón, amabilidad). Esto guarda relación con la inteligencia emocional, pues esta es considerada también como un indicador de salud mental (Cejudo, 2016).

Los estudios realizados para el contexto educativo reportan la importancia de ambas variables para la satisfacción con la vida en estudiantes de una muestra similar a la utilizada por el presente estudio (Kelley & Miller, 2007); además, se encuentra que a la inteligencia espiritual correlaciona con el ajuste emocional y social en estudiantes universitarios (Devi, Rajesh, Devi, 2017) Así, Gutierrez, Conley y Young (2016) llegan a afirmar que mejores niveles de IE optimizan las experiencias espirituales, para lograr en conjunto una disminución del estrés.

Por otro lado, para tener un entendimiento más amplio de la dinámica entre la espiritualidad y la inteligencia emocional, en el ámbito empresarial Tischler, Biberman y McKeage (2002) presentan varios modelos de cómo es la mutua influencia entre la inteligencia emocional y la espiritualidad para contribuir a la mejora del espacio laboral. Además, Amram (2009), también investigó que estas variables están correlacionadas con el liderazgo efectivo de los CEO’s. Asimismo, estos conceptos también han sido relacionados en el campo empresarial oriental. Así, Suan Chin, Raman, Yeow y Eze (2012) realizan un estado de la cuestión sobre la relación que tiene la inteligencia espiritual y la emocional en el éxito de los empresarios, llegando a la conclusión que ambas tienen un impacto positivo en la performance eficaz del empresario.

La relevancia de este estudio se presenta por la necesidad de darle un entendimiento científico y social a la espiritualidad. Para ello se propone relacionarla con un constructo científico y ya conocido en cierta medida por la sociedad como es el de inteligencia emocional. Asimismo, se justifica de manera metodológica, ya que se ha validado estadísticamente ambos instrumentos en la muestra. Además, al dar una explicación de cómo se presentan estas variables en la muestra, podemos obtener un mejor entendimiento de cómo se relacionan estos conceptos en la población estudiada.

Del mismo modo, estas temáticas de estudio resultan de relevante interés en Ayacucho debido a que esta región sufrió las consecuencias de las guerrillas terroristas en los 80’s y 90’s, esto trajo consecuencias tanto económicas como emocionales (Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2013). Y uno de los recursos que estas comunidades utilizaron para afrontar esta crisis fue el fortalecimiento de su espiritualidad (Proyecto Amares, 2006). Así, es de particular interés evaluar si existe correlación entre la espiritualidad y la inteligencia emocional en esta región, pasado casi 20 años del punto más álgido del conflicto armado.

En la presente investigación se pretende ahondar en la relación de estas variables en el contexto universitario. Para ello el objetivo principal es determinar la relación entre la espiritualidad e inteligencia emocional en estudiantes universitarios de Ayacucho teniendo como hipótesis, basada en el marco teórico, que hay una relación positiva entre espiritualidad e inteligencia emocional.

 

MÉTODO

Participantes

Se optó por un método cuantitativo, de diseño transaccional de tipo correlacional. Además, se utilizó el programa G*Power con el fin de establecer el cálculo del tamaño de la muestra, para ello se asumió una prueba de hipótesis dos colas, debido a que en el presente estudio se tiene como hipótesis una correlación positiva entre espiritualidad e inteligencia emocional (Pita y Pértega, 2001). Además, se empleó un análisis de la potencia de .80, el cual indica la probabilidad de aceptar la hipótesis de investigación cuando no existen estudios previos que la respalden (Bono & Arnau, 1996), mientras que el margen de error será de .05 con un tamaño de efecto (moderado) de 0.3 (Cohen, 1988). Con todo ello se determinó un mínimo de 193 participantes.

La muestra estuvo constituida por 195 jóvenes de dos instituciones privadas diferentes de educación superior ubicadas en la ciudad de Ayacucho, distribuidos en 81 hombres (41%) y 114 mujeres (59%) siendo la edad media 20 años. En el grupo se observa el predominio de la carrera de Psicología con 44.6%, continuando con Derecho con 36.4%, Ingeniería, con 12.3%, Estomatología con 6.2% y Administración con .5%. En cuanto religión, se evidencia que el 75.9% de estudiantes son católicos.

El método a través del cual se extrae la muestra es de tipo no probabilístico de tipo intencional, ya que los elementos van a ser escogidos de acuerdo a los criterios preestablecidos por la persona que va investigar (Hernández, Fernández & Baptista, 2014); por ende, no pueden generalizar los resultados a otros estudiantes de la misma universidad que no hayan sido evaluados ni a otros grupos.

Aspectos éticos

En lo referente a los aspectos éticos se solicitó, previamente, autorización a los autores de la escala de TMMS-24 y del Cuestionario de Espiritualidad de Parsian y Dunnig, ambas en las versiones españolas. Posteriormente esta investigación fue aprobada por el vicerrector académico de las universidades elegidas para muestra. Cada uno de los estudiantes firmó el consentimiento informado, el cual no sólo resguardó la confidencialidad, pero, además, indicaba la posibilidad de retirarse en cualquier momento del estudio. Debido a la connotación de la temática investigada se mantuvo el anonimato de las instituciones universitarias involucradas.

Instrumentos

Trait Meta-Mood Scale 24 (TMMS – 24) originalmente de Salovey, Mayer, Goldman, Turvey y Palfai (1995) evalúa el metaconocimiento de los estados emocionales. Está validado y traducido al español por Fernández-Berrocal, Extremera y Ramos (2004), con 24 ítems agrupados en 3 dimensiones, a saber: percepción, comprensión y regulación, respondidos en una escala tipo Likert de 5 puntos que van de esta manera 1 (nada de acuerdo) a 5 (totalmente de acuerdo). La adaptación al español utilizada de Fernández-Berrocal, Extremera y Ramos (2004) cuenta con una alta fiabilidad general de .95; y una fiabilidad de .90 para percepción, .90 para compresión y .86 para regulación. Las pruebas de validez y confiabilidad para el contexto Ayacuchano de esta prueba se muestran en los resultados.

Cuestionario de Espiritualidad (SQ) desarrollado en Australia por Parsian y Dunning (2009) con el fin de medir la espiritualidad. Está validado al español por Díaz, Muñoz y Vargas (2012). Compuesto por 29 ítems directos agrupados en 4dimensiones, las cuales son: Autoconciencia (10 ítems), la importancia de creencias espirituales en la vida (4 ítems), las prácticas espirituales (6 ítems) y las necesidades espirituales (9 ítems), respondidos mediante un formato Likert de 4 escalas de frecuencia que van de esta manera 1(completamente en desacuerdo) a 4(completamente de acuerdo. La adaptación al español utilizada de Díaz, Muñoz y Vargas (2012) cuenta con una alta fiabilidad general de .89; y una fiabilidad de .84 para autoconciencia, .91 para importancia de las creencias espirituales, .76 para prácticas espirituales y .79 para necesidades espirituales. Las pruebas de validez y confiabilidad para el contexto Ayacuchano de esta prueba se muestran en los resultados.

Procedimiento

Con el propósito de validar el TMMS-24 y el cuestionario de espiritualidad en la presente investigación, se realizó una prueba piloto, compuesta por 30 universitarios de una universidad privada de Lima Metropolitana. Los sujetos de la prueba mencionada fueron elegidos conforme a los mismos criterios de la selección de los integrantes de la muestra. Asimismo, se les preguntó que den sugerencias con respecto a las palabras contenidas en los ítems, de tal modo que fuesen comprendidas fácilmente. En dicha administración se observó que no hubo ninguna incongruencia o incomprensión con respecto al cuestionario de espiritualidad de Parsian y Dunning. Sin embargo, a la escala de Inteligencia Emocional se encontró que los participantes encontraban ambigua la afirmación “presto mucha atención a los sentimientos”; por lo que se tenía que modificar algunos reactivos de la versión original con la finalidad de adaptarla a la realidad peruana; para ello diez psicólogos participaron como jueces en el análisis  de contenido de los diferentes ítems de la escala y en la evaluación de si éstos realmente representaban las definiciones operacionales de los constructos propuestos por el autor del inventario; quienes  llegaron a la conclusión de cambiar la palabra “los” a “mis” para un mayor entendimiento.

Una vez realizado lo anterior, se procedió a contactar al Director, Vicerrector y Vicerrector de Investigación de las distintas Universidades privadas de la ciudad de Ayacucho, quienes dando su autorización se procedió a solicitar la participación voluntaria de los estudiantes de estas instituciones, recopilando los datos en las mismas aulas de clase, con la colaboración de los docentes de dichas casa de estudio. La aplicación de las encuestas duró dos días.

El ambiente donde se aplicó los instrumentos para la presente investigación, fueron las aulas de las universidad lo cual fue  favorable para el proceso, ya que tuvo buena iluminación y ventilación. Cabe resaltar, que no hubo ninguna interrupción en el transcurso de la recolección de datos.

Del mismo modo, se les explicó a los participantes de manera detallada el propósito de la investigación, el carácter confidencial y el tiempo estimado de la evaluación. A los universitarios que aceptaron colaborar se les entregó el consentimiento informado, reiterando que sus detalles personales no podrían identificarse en ningún informe, documento o presentación que surja del estudio; para afirmar lo mencionado las respuestas de los cuestionarios fueron codificadas usando un número de identificación. Se ratificó al participante que, si tenía alguna duda sobre el proyecto, podía hacer preguntas en cualquier momento durante su participación en él. Igualmente, que se podía retirar del mismo así lo decida, sin que esto acaree perjuicio alguno para su persona. Cabe recalcar que el financiamiento del artículo se realizó con los fondos de los investigadores y no tiene fines lucrativos.

Por otro lado, los datos obtenidos fueron procesados en el programa estadístico SPSS 22 para obtener análisis descriptivos de los instrumentos utilizados. Además, se realizó el análisis de la confiabilidad y validez para saber si los cuestionarios siguen siendo aplicables para la muestra ayacuchana. Así, para realizar el análisis factorial se debe cumplir con  tres criterios. Primero, la matriz de correlaciones debe ser menor a .02. Segundo, la superación de los resultados mínimos aceptables del test de Kaiser Meyer Olkin (KMO) que es .50. Y tercero, el test de esfericidad de Barlett que indica que, si la matriz de correlación es la identidad, los resultados tendrían que ser menor a .05 (García Jiménez, Gil Flores y Rodríguez Gómez, 2000).

Por último, ya que el objetivo de esta investigación es determinar la relación entre inteligencia emocional y espiritualidad. Según, Agimon y Jiménez (2000) se utilizará la prueba de correlación de Pearson en el caso la distribución sea normal o Spearman si la distribución resulta lo contrario.

RESULTADOS

Evidencias de validez y confiabilidad del Cuestionario Trait Meta-Mood Scale 24 

En cuanto la evidencia de validez relacionada a la estructura interna del Trait Meta-Mood Scale 24 (escala de Inteligencia Emocional), se realizó mediante un análisis factorial de tipo exploratorio. Específicamente, se realizó un análisis de factorización de ejes principales con rotación Oblimin para determinar la cantidad mínima de factores que explican la inteligencia emocional. En primer lugar, para verificar la pertinencia de este análisis. Se realizó la prueba de esfericidad de Barlett y la de KMO, con los cuales se verifican si los ítems de la prueba correlacionan entre sí, para lo cual debería haber una puntuación mayor a .70 para el KMO y la prueba de Barlett debe ser estadísticamente significativa (p <.05) (Lloret, Ferreres, Hernandéz & Tomás, 2014). Se obtuvo un KMO de .87 lo cual se considera aceptable. Además, la prueba de Barlett resultó estadísticamente significativa (p < .01; χ² = 2221,77; gl =276). Los resultados nos dan como conclusión que existe relación entre los ítems y por lo tanto es factible realizar el análisis factorial. En un segundo lugar, se realizó la primera extracción de ejes principales de la prueba. En un primer momento, esta estimación dio como resultado que el Trait Meta-Mood Scale 24, se componía de 5 factores con autovalores mayores que 1 y que en su conjunto explicaban el 50.96% de la varianza. Sin embargo, al revisar el gráfico de sedimentación de Cattell, este sugiere que 3 factores explicarían mejor el constructo. En ese sentido se optó por realizar un segundo análisis asumiendo 3 dimensiones tal como puede observarse en la Figura 1, y tal como lo sugiere la teoría del autor de la prueba.

 

 

En tercer lugar, se realizó la segunda extracción de ejes principales. En esta estimación se reportan que tres factores componen la inteligencia emocional. El primer factor tuvo un auto valor de 6.91 que explicó el 28.79% de la varianza; el segundo factor un autovalor de 2.38 que explica el 9,91% de y el tercer factor, un autovalor de 1.41 y en explica el 5.8%; y en conjunto representan el 44.58 % de la varianza, lo que confirma que estos factores son suficientes para explicar el constructo de inteligencia emocional, lo cual ratifica la estructuración original de la prueba. Luego, se empleó la rotación Oblimin para obtener una solución factorial interpretable y se identificó que el primer factor estuvo conformado por los ítems 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8; que coincide con la organización original de la prueba y por este motivo, este factor, continúa con el nombre original de Percepción. Esta dimensión presenta cargas factoriales en un rango de .47 a .80 las cuales se consideran aceptables porque superan el criterio mínimo de .30 (Tabachnick & Fidell, 2001). El segundo factor está compuesto por los ítems 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15 y 16; los cuales son los mismos ítems que proponen los autores para su segundo factor, el cual denominaron Comprensión. Esta dimensión presentó cargas factoriales en un rango de .46 a .75. Por último, el tercer componente está estructurado por los ítems 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23 y 24; cuyo contenido coincide también con la dimensión Regulación propuesta por los autores, que presenta cargas factoriales en un rango de .42 a .90, los cuales son aceptables. Estos resultados ratifican la estructuración original de la prueba ya que la matriz de organización final del instrumento resultó igual a la original.

En cuanto la confiabilidad, es decir, en relación a la consistencia que tiene los puntajes para recoger datos con poco margen de error, se realizó un análisis de fiabilidad con el coeficiente de  Alfa de Cronbach (Oviedo & Campo-Arias, 2005) para cada dimensión de la prueba de Trait Meta-Mood Scale 24, así como las respectivas correlaciones ítem- test corregidos. Por un lado, la dimensión de “Percepción”, obtuvo un coeficiente alfa de Cronbach de .84; el cual es considerado aceptable según George y Mallery (2003) los cuales mencionan que un alfa de Cronbach es aceptable a partir de >.70. Además, el rango de las correlaciones ítem – test para esta dimensión ha oscilado entre .31 y .69 , lo cual es favorable para afirmar la confiabilidad.

En segundo lugar, para el componente Compresión se ha reportado un alfa de Cronbach de .87 el cual es considera aceptable, y el rango de correlaciones ítems-test  va desde .50 a .70.  Finalmente, para “Regulación” se estima un alfa de Crombach de .83, el cual es también aceptable, y sus correlaciones ítem - test han fluctuado entre de .44 a .70.

Evidencias de validez y confiabilidad del Cuestionario de espiritualidad de Parsian y Dunning

La evidencia de validez relacionada a la estructura interna de este cuestionario se realizó mediante un análisis factorial de tipo explorario. Específicamente, se realizó un análisis de factorización de ejes principales con rotación Oblimin para determinar la cantidad mínima de factores que esta prueba. Asimismo, el test de Kaiser Meyer Olkin (KMO) alcanzó un valor de .86. Asimismo, la prueba de Barlett resultó estadísticamente significativo (p < 0.01;  χ² = 2450,99; gl = 406). Los resultados obtenidos indican que es pertinente realizar un análisis factorial de la matriz de correlaciones.

En el primer análisis de ejes principales, usando el criterio de auto valores mayores a 1; se encontró que se debía extraer 7 factores con una varianza total de 49.64%. Por lo tanto, se sugiere una cantidad mayor de factores en comparación con los autores de la prueba, quienes proponen 4 factores (Heredia, Sánchez & de Vargas, 2012).

Luego, se decide realizar una extracción con 4 factores según la teoría; sin embargo el cuarto factor está compuesto por 2 ítems, lo cual no justifica considerarlo pues no sería interpretable, ya que se recomienda que cada componente debe contar con un mínimo de 3 ítems (Ferrando & Anguiano-Carrasco, 2010). Por lo tanto, se decidió guiarse del gráfico de sedimentación de Cattell, el cual propone que 3 dimensiones son suficientes para explicar la Espiritualidad, como se observa en la Figura 2. En ese sentido se optó por realizar un segundo análisis asumiendo 3 dimensiones.

 

 

Luego, la tercera extracción propone 3 factores explicaría el 40.02% de la varianza. Por consiguiente, se empleó la rotación Oblimin y se identificó, según la matriz patrón, que los ítems 2 (“Creo que tengo las mismas cualidades y defectos que otras personas”) y 19 (“A menudo me involucro en programas para cuidar el medio ambiente”) debían ser eliminados por su carga estadística < .30, ya que no han aportado en la estructura del cuestionario. Esto podría explicarse a que la redacción del ítem dos es ambigua para población encuestada, y el que el ítem 19 no involucra explícitamente a la espiritualidad como una variable relacionada con él.

Además, se halló que el primer factor que explica el 26.64% de la varianza con un autovalor de 7,19; está conformado por los ítems 1,3,4,5,6,7,8,9,10, 17,22 y 23; cuya mayoría de ítems se asocia con la dimensión de “Autoconciencia”; los ítems minoritarios pertenecen a los componentes  “Prácticas espirituales” y “Necesidades Espirituales”. Estos últimos ítems están redactados de tal manera que hacen referencia a la valoración y cuidado de uno mismo, al igual que los ítems de “Autoconciencia”, por tanto se ha decido llamar a este primer factor como “Autoconciencia”.

El segundo factor explica el 7.98% de la varianza con un auto valor de 2.16. Este está conformado por los ítems 11,12,13,14,15,16,20 y 21; cuyo contenido se asocia a las dimensiones “Creencias Espirituales” y “Prácticas espirituales” por lo que será denominado a esta dimensión como “Valoración explícita de la Espiritualidad” pues lo que tienen en común es que estos ítems aluden a una aceptación abierta a un estilo de vida espiritual.

El tercer factor explica el 5.40% de la varianza con un auto valor de 1,46 y está conformado por los ítems 24, 25, 26, 27, 28 y 29 los cuales pertenecen a la dimensión original “Necesidades Espirituales” por lo que se ha decidido llamar igual a este último factor.

En conjunto, estos tres factores representan el 40.02 % de la varianza, lo que confirma que estos componentes son suficientes para explicar el concepto. Finalmente, la matriz de organización final del instrumento resultó igual a la original.

En cuanto la confiabilidad, se realizó un análisis de fiabilidad con el coeficiente de alfa de Cronbach, para cada dimensión de la prueba de Espiritualidad de Parsian y Dunning, así como las respectivas correlaciones ítem- test corregidos. Por un lado, la dimensión de “Autoconciencia”, obtuvo un coeficiente alfa de Cronbach de .84; el cual es considerado aceptable. Además, el rango de las correlaciones ítem – test para esta dimensión ha oscilado entre .36 y .62, lo cual es favorable para afirmar la confiabilidad.

En segundo lugar, para el componente “Valoración explícita de la espiritualidad” se ha reportado un alfa de Cronbach de .86 el cual es considera aceptable, y el rango de correlaciones ítems-test que va desde .47 a .76.  Finalmente para “Necesidades espirituales” se estima un alfa de Crombach de .77, el cual es también aceptable, y sus correlaciones ítem - test han fluctuado entre de .46 a .63.

Análisis correlacional

Para determinar la prueba estadística apropiada para el objetivo de la investigación, se analizó la normalidad de los puntajes en cada una de las dimensiones de las variables mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov, ya que el tamaño de la muestra es superior a 50 (Steinskog, Tjøstheim, & Kvamstø, 2007). Según los resultados, se encontró que en la prueba de Inteligencia Emocional no cumplieron con el criterio de normalidad (p < .05)  las dimensiones de comprensión y percepción; y en la prueba de espiritualidad las dimensiones de autoconciencia y necesidades espirituales. Por lo cual, se determinó que para analizar la relación de estas dimensiones se tendría que realizar la prueba de correlación de Spearman.

Sin embargo, para analizar las correlaciones entre regulación, perteneciente a la prueba de Inteligencia Emocional, y valoración explícita de la espiritualidad de la prueba de Espiritualidad; se usó la prueba de correlación de Pearson, ya que ambas se aproximan a una distribución normal (p > .05).

Los resultados de las correlaciones, tanto Spearman como Pearson, evidencian una correlación positiva entre todos los componentes. Se ha de resaltar que la dimensión de autoconciencia del Cuestionario de Espiritualidad, presenta las correlaciones más significativas con las dimensiones de Inteligencia Emocional, obteniendo correlaciones fuertes con Regulación (r = .57, r2=.32,) y Compresión (r = .56, r2=.31), y una correlación moderada con la dimensión de Percepción (r =.37, r2=.13). Por otro lado, las demás correlaciones resultaron con un tamaño del efecto moderado (Cohen, 1988) con la única excepción de una correlación débil entre Necesidades espirituales y Compresión (r = .22,  r2=.04). De esta manera, se observa que las tres dimensiones de Espiritualidad correlacionan con cada una de las dimensiones de Inteligencia Emocional (Tabla 1).

Asimismo, se realizó el análisis de correlación entre la edad y las dimensiones de ambos constructos del presente estudio. Para ello, se realiza nuevamente la prueba de normalidad para la variable edad; los datos no cumplen con el criterio de normalidad (p < .05). Por tanto, se utilizó Spearman para hallar la correlación. Se halló (Tabla 1) que la edad no correlaciona con ninguna dimensión de los constructos (p > .05).

 

 

Igualmente, se realizó un análisis comparativo para ver diferencia entre las dimensiones de ambos constructos con el sexo de los participantes. Se realiza nuevamente las pruebas de normalidad para ambos grupos, en el cual obtenemos por resultados que para las dimensiones de Inteligencia Emocional se comparará a través de la prueba T de student, ya que sí se acerca a una distribución normal. Para las dimensiones de Espiritualidad, se usará la prueba U de Mann Whitney, ya que los datos no cumplen con el criterio de normalidad (p> 0.05). Así, se observan diferencias significativas en la dimensión valoración explícita de la espiritualidad (p< 0.05), donde la mediana del grupo de las mujeres es mayor en este caso, como se observa en la tabla 2. En el caso de las dimensiones de Inteligencia Emocional no se encontraron diferencias significativas según sexo (tabla 2) (p> 0.05).

 

 

DISCUSIÓN

Los resultados del estudio confirman la hipótesis establecida, en tanto el análisis estadístico evidencia correlaciones significativas, directas y positivas entre las dimensiones de espiritualidad (i.e. Necesidades Espirituales, Autoconciencia y Valoración explícita de la espiritualidad) e inteligencia emocional (i.e. Percepción, Comprensión y Regulación) pues el tamaño del efecto de estas correlaciones son en su gran mayoría moderadas y fuertes (Cohen, 1988). Cabe resaltar que no se realizó el análisis de correlación entre el puntaje total de las variables debido a que los cuestionarios no arrojaban un puntaje general. La revisión teórica realizada para ambas variables explica la existencia de la correlación, puesto que la espiritualidad promueve el desarrollo de habilidades propias de la inteligencia emocional, como lo son la habilidad interpersonal (Jordan et al., 2014), la empatía (Cruzan, 2016) y el dominio emocional (Siegel, 1999). Además, otros estudios en personal de centros de salud asocian a las habilidades espirituales como una dimensión que conforma las habilidades blandas, las cuales a su vez están asociadas con la competencia emocional (Arikhman et al., 2016).

Las investigaciones empíricas en el contexto educativo también hablan de la relación entre ambas variables. Así, los resultados encontrados en una muestra similar de estudiantes universitarios muestran la correlación entre estas variables (Devi et al., 2017). En Perú, Anchorena (2014), encuentra que los estudiantes católicos practicantes entre 14 y 17 años presentan mayores niveles de IE-Social que los no practicantes. Además, se encuentra la influencia conjunta de estos conceptos para la satisfacción con la vida de los estudiantes (Kelley & Miller, 2007). Asimismo, para entender cómo se da la dinámica entre la espiritualidad e inteligencia espiritual, Gutierrez et al. (2016) hallan que mejores niveles de IE optimiza las experiencias espirituales. Así, estos hallazgos refuerzan como las prácticas contemplativas, ligadas a la espiritualidad, desarrolladas en espacios educativos pueden transformar la curricula, los espacios de clase y los estudiantes (Huston, 2010). Por esto, se ve conveniente buscar nuevas formas de fomentar el desarrollo de la espiritualidad y de la inteligencia emocional en el área educativa en beneficio de los estudiantes.

Los hallazgos de la presente investigación también se relacionan con investigaciones previas en el contexto organizacional. Así, desde el aspecto teórico Tischler et al. (2002) explican cómo estas variables se relacionan para impactar en el éxito laboral. Además, en una muestra de empleados (Charoensukmongkol, Daniel & Chatelain- Jardon, 2013) se determinó que es posible desarrollar la espiritualidad a través de la inteligencia emocional, con el objetivo de mejorar la performance en el trabajo, las actitudes de los empleados hacia el mismo y la utilización de determinadas estrategias de liderazgo en empresarios (Suan et al., 2014). En este sentido, interesa contemplar a la inteligencia emocional y la espiritualidad como dimensiones que contribuir positivamente con el clima organizacional para el bienestar de sus colaboradores (Charoensukmongkol et al., 2013).

El análisis detallado de las correlaciones entre Espiritualidad e Inteligencia Emocional evidencia relaciones significativas entre la dimensión de Autoconciencia (Espiritualidad), Regulación y Comprensión (IE). Los resultados corresponden a los aportes de Mayer, Salovey y Woolery (2001) quienes afirman que la percepción y la comprensión deben desarrollarse para poder regular las emociones. En este sentido puede entenderse que la disposición a la autoconciencia como la tendencia a valorar, reflexionar y analizar los propios estados emocionales puede incidir en los procesos de regulación y compresión emocional.

De esta manera es posible suponer que aquellas intervenciones enfocadas en el desarrollo de la autoconciencia a través de las experiencias introspectivas, , aumento de las relaciones con otros e integración de la propia historia (Quinceno & Vinaccia, 2009) tenderán a estimular también el desarrollo de la Inteligencia Emocional.

Por otra parte, es posible hacer referencia a las correlaciones moderadas entre la dimensión de Necesidades Espirituales (Espiritualidad) y las dimensiones de Percepción y Regulación (Inteligencia Emocional) y a la evidencia de una correlación baja con la dimensión de Comprensión (Inteligencia Emocional). Los hallazgos pueden entenderse en función a lo que Gallagher, Wadsworth y Stratton (2002) definen como necesidades espirituales, las cuales se entienden a partir del discurso de cada persona y cuya fortaleza o debilidad determinará los modos particulares de actuación en función al contexto. En este sentido, resulta posible inferir que para efectos de la muestra particular de estudio, las necesidades espirituales resultan ser lo suficientemente fuertes como para determinar la promoción de algunos aspectos de la inteligencia emocional (Percepción y Regulación) y débil con relación a otros (Compresión).

La dimensión de Valoración explicita de la espiritualidad de la prueba de la espiritualidad correlaciona de manera moderada con las tres dimensiones de Inteligencia Emocional (i.e. Regulación, Percepción y Comprensión), siendo estos resultados indicadores de la importancia de esta dimensión para el desarrollo de la Inteligencia Emocional. Estas correlaciones corresponden a lo expresado por Barreto et al. (2013), quienes refieren que resulta necesario que la persona se exprese abiertamente como ser complejo, dinámico, único y de naturaleza espiritual, como parte de sus recursos y necesidades emocionales (i.e. sentido, conexión y pertenencia). Estos hallazgos pueden explicarse también en tanto las investigaciones que conjugan ambas variables (Tischler et al., 2002) suelen enfocarse en la definición de lo “espiritual” como similar o relacionado a lo “emocional” en función a las experiencias intrapersonales, lo cual presupone que es necesaria la expresión abierta o comunicación de los estados emocionales o características espirituales a otras personas.

Por su parte, el análisis comparativo de las dimensiones de Espiritualidad según sexo evidencia una diferencia significativa en la dimensión valoración explícita de la espiritualidad. Para el presente estudio se ha definido la dimensión de valoración explícita de la espiritualidad como aquellas actitudes favorables hacia el vocablo “espiritualidad” asociado con actitudes y actividades afines a esta realidad. Este resultado corresponde a los hallazgos de Bryant (2007) quien en un estudio realizado en estudiantes universitarios reporta que generalmente las mujeres tenderán a describirse como “espirituales” y compasivas en tanto son cualidades que deberían poder adaptar para sí. En contraposición los hombres tenderán presentar dificultades para expresar sus opiniones respecto a la propia espiritualidad en función a la presión y expectativas sociales. Esto explicaría la tendencia de los hombres de desvincularse con el vocablo espiritual.

Para efectos del presente estudio es importante considerar la particularidad histórica de la muestra en la que fueron aplicados los instrumentos. La región Sur-Central compuesta principalmente por el departamento de Ayacucho y sus regiones es definida según la CVR (2000) como la región donde el periodo de violencia social y política que experimentó el Perú entre los años 1980 y 2000 (Kendall, Matos & Cabra, 2006) se expresó con mayor violencia y con mayor cantidad de víctimas. Esta realidad histórica puede constituirse como uno de los factores que inciden en el desarrollo de la espiritualidad (Fallot, 2001) y su consecuente manifestación en la Inteligencia Emocional de los participantes.

En este sentido es destacable el aporte de Quinceno y Vinaccia (2009) quienes explican que las personas suelen recurrir a la religión y a la espiritualidad para enfrentar situaciones estresantes. Así, se confirma lo dispuesto por Mills (2005) quien establece que la espiritualidad abarca tanto a la religión como a las creencias que tiene cada sujeto sobre sus propias experiencias de vida, y siendo estas últimas un conjunto de capacidades cognitivas que permiten percibir, comprender y regular los estados emocionales (Castillo & Greco, 2014). En suma, ambas variables se corresponden en una lógica que explicita cómo es que a partir del uso de estrategias de afrontamiento espiritual-religioso (Quinceno & Vinaccia, 2009) es posible hacer frente a elementos aversivos del entorno, siempre que existan espacios que promuevan la conexión con la propia espiritualidad y que resultan en el evidente mejoramiento la calidad de vida, el bienestar psicológico, la felicidad y manifestación de emociones positivas. Así, se confirma lo referido estudios (Barreto et al., 2013; Arias, Masías, Muñoz & Arpasi, 2013), los cuales explican que cuando la espiritualidad forma parte de la personalidad del sujeto se constituye como recurso protector y paliativo ante situaciones de vulnerabilidad; siendo además indicador de bienestar emocional al asociarse a actitudes de resiliencia. Interesa, entonces, contemplar la inclusión de la Espiritualidad e Inteligencia emocional en los servicios de salud mental (Fallot, 2001).

Las limitaciones de la presente investigación es que el tipo de muestreo es no probabilístico, utilizado para determinar la composición de la muestra, lo cual no permite la posibilidad de generalizar los resultados a otro tipo de poblaciones. Del mismo modo, es relevante mencionar que el Cuestionario de Espiritualidad de Díaz, Muñoz y Vargas (2012) ha sido poco utilizado en investigaciones de la materia, por lo que sus dimensiones no han sido suficientemente teorizadas.

Por otro parte se sugiere replicar el presente estudio haciendo el análisis con otras dimensiones de la inteligencia emocional como las presentadas en el inventario BarOn (I- CE) adaptado para el contexto peruano por Ugarriza (2001) que evalúa la inteligencia emocional, a partir de 5 dimensiones y 15 factores de inteligencia personal, emocional y social que pueden aportar con información más detallada al ser correlacionados con las dimensiones del Cuestionario de Espiritualidad de Díaz et al. (2012).

Se recomienda explorar la relación de las variables del presente estudio con aquellas variables que resultan de la interacción de ambas (i.e. Motivación de Logro, Resiliencia), pues futuros estudios pueden aportar para la compresión de la lógica de funcionamiento entre Inteligencia Emocional y Espiritualidad en el desarrollo humano.

Finalmente, es deseable que futuras investigaciones no tengan un sesgo marcado por la intención de correlacionar la Espiritualidad con la IE con el fin  de  popularizar el primer concepto; ni de negar la relación con el objetivo de invalidar la Espiritualidad y sus posibles beneficios.

 

FINANCIAMIENTO

El estudio ha sido autofinanciado.

 

CONFLICTO DE INTERÉS

Los autores expresamos que no presentamos conflictos de interés al redactar el manuscrito.

 

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